lunes, 22 de agosto de 2016

Crítica: On the Brain (2016)


Primer largometraje del director Kevin Van Stevenson, cuyo guión fue escrito por Brandon Trask. Se estrenó el pasado 12 de julio vía DVD y VOD dentro de los Estados Unidos, mientras que su llegada a otros mercados está en duda (aunque es probable que llegue por medio de TV).

Sinopsis:

Un sheriff recién llegado descubre que hay algo verdaderamente mal en el apartado pueblo de Golden Torch. Un lugar en donde no tiene muchos aliados y del cual rápidamente se da cuenta que tal vez no salga con vida.



Comentarios generales:

Para estas alturas uno supondría que el realizar películas sobre zombies/infectados es algo de mero trámite considerando el auge que han tenido desde inicios de la década. Evidentemente no digo que sea sencillo, pero por lo general lo complicado es encontrar una idea lo suficientemente original para resaltar sobre el resto debido a que la estructura de estos trabajos no suele cambiar demasiado y funciona en un porcentaje bastante alto de las veces; sin embargo, en ciertas ocasiones nos topamos con cosas tan malas que ni siquiera lo más básico pueden hacerlo bien y On the Brain es un perfecto ejemplo de eso.

Ya que lo que nos regalan Stevenson y Trask es una historia sin pies ni cabeza, la cual inicia de manera extremadamente lenta enfocándose en una alcaldesa omnipotente que por alguna razón maneja un restaurante y en un sheriff que impone poco respeto, los cuales en lugar de colaborar para combatir el ataque de infectados se ponen inmediatamente en contra (dejando parado al personaje principal todavía más como un bueno para nada). Un punto que pareciera irrelevante, pero que termina quitando todo el misterio sobre el origen de la infección de manera muy rápida, generando así una serie de ataques cuya relevancia es nula para el proceso de investigación que consumirá gran parte de lo que resta del metraje.

Todo esto obliga a utilizar un ritmo muchísimo más pausado y, por ende, la película se vuelve aburridísima a partir del segundo acto, no solo por la carencia de momentos verdaderamente potentes que involucren a los infectados (casi todas las escenas de impacto o muertes son fuera de cámara), sino porque además le agregan un triángulo amoroso de la nada para generar tensiones. Un movimiento absurdo que no hace ningún tipo de aportación y ni siquiera logra su cometido, el cual además solo revuelve muchísimo más el limitado concepto de la infección; uno que pasa completamente a segundo término y que es confirmado bajo la teoría más absurda que se puedan imaginar.

La parte final te da la sensación de que fue construida en pleno momento, sin ningún tipo de control de calidad y esperando a que todo quedara mínimo decente para darle así algo de fluidez a la historia. Esto porque se siente increíblemente forzado como de pronto un personaje secundario se convierte en el verdadero héroe. Simplemente es imposible creerle y eso provoca que la resolución del inevitable conflicto sea demasiado floja; además de que carece por completo de elementos característicos de esta clase de cine.

Las actuaciones son malas, todas resultan muy planas y carentes de emoción como para poder causarte interés en unos personajes que, en teoría, se encuentran frente a un peligro como ningún otro. La producción es muy pobre: el trabajo de fotografía deja mucho que desear, la dirección de arte es casi inexistente, el score no tiene nada destacado, el trabajo de sonido es pésimo y la cuestión del maquillaje es decente a lo mucho.

Opinión final: On the Brain es malísima. Una de las peores películas sobre zombies/infectados que he visto en años recientes.

Ojometro:
*