viernes, 10 de febrero de 2017

Crítica: Stake Land 2: The Stakelander (2017)


Secuela dirigida por Dan Berk y Robert Olsen, cuyo guión fue escrito por Nick Damici. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 7 de febrero y su salida en formato físico está programada para el 14 de este mismo mes.

Sinopsis:

Cuando su casa en el Nuevo Eden es destruida por la revitalizada Hermandad que ahora es dirigida por un nuevo líder vampiro, Martin (Connor Paolo) se embarca en un viaje por lo que queda de los Estados Unidos para encontrar al que alguna vez fue su mentor: el legendario cazador de vampiros conocido únicamente como “Mister” (Nick Damici).



Comentarios generales:

La primera Stake Land tomó a todos por sorpresa hace siete años debido a que realmente nadie se imaginaba que un proyecto tan pequeño resultaría ser en una de las mejores películas sobre vampiros de los últimos 20 años. Así que cuando se anuncio una secuela con el elenco original y con Damici nuevamente involucrado en la elaboración del guión me emocione ante la idea de ver una continuación que hasta hace no mucho parecía poco probable; realmente la mesa estaba servida para ver una buena segunda entrega y aunque Stake Land 2 no le llega a los talones a la primera, si resultó ser bastante agradable.

Esto se debe a que Bery y Olsen se dedican a regalarnos una historia que, además de seguir varios de los conceptos que se establecieron en la anterior, se centra mucho más en la evolución de los dos personajes principales después de tantos años; especialmente en el caso de Martin. Ya que básicamente todo el primer acto se realiza bajo la premisa de mostrarnos su adaptación dentro de este mundo hostil y sobre cómo puede valerse por sí solo en situaciones extremas, pero todavía sin la maduración suficiente como para enfrentar amenazas mayores y por eso mismo necesita reencontrarse con su mentor.

Proposito que le da vida a todo el segundo acto. El cual se beneficia mucho del reencuentro y de la química natural entre ambos personajes, pero que sigue una dinámica un tanto distinta debido a que ahora es el joven quien debe de proteger al Mister de las amenazas que los persiguen y tratar de comprender ciertos comportamientos que no parecen propios de él. Algo que ciertamente no me desagradó; sin embargo, al seguir esta dinámica el nivel de violencia de las acciones no es tan intensa como uno esperaría y por varios lapsos hace que la película caiga en situaciones predecibles que la vuelven un tanto lenta.

Lo que si no me gustó fue el hecho de que los villanos son poco interesantes. La hermandad queda reducida a puros sirvientes desechables y el nuevo líder de los vampiros solo aparece unos cuantos minutos sin hacer nada que lo haga especial. 

La parte final es entretenida a pesar de que la explicación que hay detrás para justificar el conflicto la encontré un tanto pobre. No porque sea descabellada, sino porque realmente solo son migajas lo que se te muestra como para involucrarte de manera tan profunda en este; aunque toda la batalla final quedo bien y el desenlace les hará recordar un poco al de la primera.

En las actuaciones ahora es Paolo quien recibe más tiempo en pantalla y ciertamente no lo hace nada mal, mientras que Damici sigue en la línea conocida. La producción no varía mucho con respecto a la anterior: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte está ok, el score es agradable, el trabajo de sonido es limpio, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es un poco más austera.

Opinión final: Stake Land 2 es una película entretenida. Está muy lejos de su predecesora, pero logra darle un buen seguimiento a esta pequeña historia.

Ojometro:
****